domingo, 29 de abril de 2012

NO HE VISTO NADA


Se han acostado los pájaros
y ninguna estrella ilumina la paz.

Hay frutas en el jardín.
Una soledad golpea la cáscara
con su ardid de trueno amortiguado.
Consolidarse en los reflejos o arañar
de futuro los endecasílabos
que crecen con la libertad ametrallada.

Abro los ojos para que me digan
que el agua es un sistema
de sedes que quiere cumplir con su promesa.

Quiero partir en dos la lógica y estremecerme
en ese lodo de cascabeles que rehúsan
decirme, si querré otro eslabón de dicha,
si insistiré con la letra,
y si el alfabetismo se alargará hasta la falda de mi madre
como retrocediendo en los batallones del amor,
la carne de cañón que se resiste,
ese efecto lumínico que atraviesa las miradas.

Hay un canto que brilla en los ojos,
un hambre que reclama su dosis
hay para todos los pastores,
anfitriones, una celda para guarecerse de la vanidad
y los lazos estranguladores
quieren corromperse en mi.

La lujuria de saber escribir tu nombre
cada vez que se enzarzan la voz y su cielo,
los cuatros jinetes y la melancolía.


Clémence Loonis

sábado, 28 de abril de 2012

EL DON

Sabed: esta es mi carne.
La de los anchos brazos siempre abiertos.
La de la arteria sin cesar vertida.
La de los goces múltiples y ciertos,
y yo os la doy, cumplida
en su firme dolor, mi voluntad.
Sabed: esta es mi sangre,
capaz de sostener mi soledad,
y yo os la entrego, transformada en vida.


-
GERMAN PARDO GARCÍA

domingo, 15 de abril de 2012

JOYCE MANSOUR

Un viejo y su vieja escondidos bajo tierra
Mano podrida en mano podrida, calentitos en la mugre
Hablándose con labios desaparecidos entendiéndose sin palabras
Escuchando el canto lento y grave de la tierra que se nutre
Preguntándose en su corazón
Si algún día morirán.

JOYCE MANSOUR
de Gritos 1953-

domingo, 1 de abril de 2012

LA VACILACIÓN DEL MUNDO

Hoy he luchado con las vocales más bellas.
No hubo ayer.
Esparcidas sobre el destino
como un imán que se balancea,
borran las celdas donde la pieza que gira su tierra
se espanta sin humano.

¿Acaso existe una lluvia de estrellas
que viene a reconocer la felicidad
que destrona el poder,
la que nace extraída de un color de barro?

Sé que el tapiz hay que jugarlo,
que las bocas se abren hasta los pies
cuando escuchan a cuerpo llamar
su distintivo vuelo límite.

Hay una brecha de día, una promesa feliz
pero nadie recuerda el calzado que llevo la idea
a tocar fondo,
a echar raíces si que el ahogo clasificase
el borboteo que siembra mi mano.

¿Dónde habrás ido, Mundo, cuando viajas solo
y que tu corazón es una puerta batiendo las alas
frente a cualquier vida?

Como no puedo ponerte en mi boca
como una desilusión,
apago todas las llamas.

Construyo en esa esquina nublada,
escribiendo en tu nombre,
las sílabas que guían mis pasos.

Alcanzaré tu infinito,
ese lago que no une como el mar
y nos acuesta juntos, en una frase,
un horario, donde puede reinar tu vértigo.

Quiero ser tú y yo y las grandes capitales
tu repentino olor a espejo,
tu ruta inesperada que ensancha tus ojos,
despliegue del día,
la voz que reconoce la voz,
la vacilación del mundo.


Clémence Loonis