¡Con palabras tranuilas, armoniosas,
me preguntas: ¿cómo es la Eternidad?
¿Palpita cual las venas misteriosas
o el fuego en su divina intensidad?
¡No lo sé! te responden temerosas
mis palabras de interna oscuridad.
¡Puede ser materia de las cosas!
¡Tal vez el Mundo, acaso la Verad!
¡Espera! -¿Y a qué aguardo?- Tus preguntas
me hieren el espíritu cual puntas
de una lanza. Y en mi perplejidad,
¡no lo sé! te respondo. ¡Mas si esperas,
ese instante en que viva te incineras
sin morir, puede ser la Eternidad!
GERMAN PARDO GARCÍA
domingo, 31 de mayo de 2009
domingo, 24 de mayo de 2009
viernes, 15 de mayo de 2009
domingo, 10 de mayo de 2009
sábado, 9 de mayo de 2009
viernes, 1 de mayo de 2009
EN LA FLORISTERÍA
Un hombre entra en la floristería
y escoge unas flores
la florista las envuelve
el hombre se lleva la mano al bolsillo
para buscar dinero
dinero para pagar las flores
pero al mismo tiempo se lleva
repentinamente
la mano al corazón
y cae.
Al mismo tiempo que cae
el dinero cae al suelo
y también las flores caen
al mismo tiempo que el hombre
al mismo tiempo que el dinero
y la florista queda allí
ante el dinero que rueda
ante las flores que se estropean
ante el hombre que se muere
evidentemente todo esto es muy triste
y es necesario que la florista
haga algo
pero no sabe qué hacer
no sabe
por dónde comenzar.
Hay tanto por hacer
con ese hombre que muere
esas flores que se marchitan
y ese dinero
ese dinero que rueda
que no deja de rodar.
JACQUES PRÉVERT
y escoge unas flores
la florista las envuelve
el hombre se lleva la mano al bolsillo
para buscar dinero
dinero para pagar las flores
pero al mismo tiempo se lleva
repentinamente
la mano al corazón
y cae.
Al mismo tiempo que cae
el dinero cae al suelo
y también las flores caen
al mismo tiempo que el hombre
al mismo tiempo que el dinero
y la florista queda allí
ante el dinero que rueda
ante las flores que se estropean
ante el hombre que se muere
evidentemente todo esto es muy triste
y es necesario que la florista
haga algo
pero no sabe qué hacer
no sabe
por dónde comenzar.
Hay tanto por hacer
con ese hombre que muere
esas flores que se marchitan
y ese dinero
ese dinero que rueda
que no deja de rodar.
JACQUES PRÉVERT
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