Me duele el corazón de tanto usarlo
son cosas que le pasan a los pobres;
melancólica fiebre sin lograrlo
el humo de la cena ne me cobres.
Sutiles candeleros no es amarlo
y visitas correctas y salobres:
delicado equilibrio por mirarlo
por vía de este verso me recobres.
Dormitorios vacíos percibía;
las terribles hormigas coloradas
y el ángel de la guarda se dormía.
Es pecado mortal seguir las ruinas;
miradas familiares olvidadas
y entre dos gatos muertos me dominas.
CONCEPCIÓN SILVA BELINZÓN
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