jueves, 2 de abril de 2009

EL SILENCIO DESPUÉS DE LA PALABRA

Soy el pedazo que habrás de arrancarle a la noche
para seguir viviendo,
soy la letra diluida en el tintero, que pugna por salir,
soy esa risa fresca con que saludas la hoja nívea,
Soy tu tirana, tu apóstol, tu miseria y tu riqueza,
soy la mujer que le sobra a la poesía,
el último resto de la masacre,
la respiración entrecortada por el cuchillo.
Soy tu poeta y poeta es un ser que se transforma en cada verso,
soy la mirada, la voz, la última esclava de occidente,
esa repetición inmensurable, tinta en mis venas, tinta en los ojos,
tinta en la lengua.
Dame tu semen, poesía, dame tu soledad para extinguirla,
hazme nacer al poema desnuda, con mi equipaje de estremecimientos
hazme hijos: palabras como huecos, palabras que inauguran el silencio.
Te amo, poesía, y no hay remedio,
ni pócima, ni ungüento para sacarme de encima el sortilegio,
las horas en tu ausencia no son horas,
porque no estás para nombrarlas.
Soy poeta, si se puede ser eso.
La página desierta estira su mano blanca
y me estrangula los silencios.

ALEJANDRA MENASSA

1 comentario:

Alejandra Menassa dijo...

Hola Clemence, gracias por publicar este poema.
Un abrazo